Nadia Márquez: Fe, Transparencia y un Llamado Misionero en la Política Argentina
Nadia Márquez, diputada nacional por Neuquén, pastora y abogada, se ha consolidado como una voz influyente en el panorama político actual. Su enfoque combina convicciones cristianas profundas con una agenda de reforma y una defensa férrea de la transparencia. En una reciente entrevista, desgranó los pilares de su pensamiento y su forma de hacer política.
La Política como un Llamado Misionero.
Para Márquez, incursionar en la política no es el desarrollo de una carrera, sino la respuesta a un «llamado misionero». Ella concibe la vida cristiana como una sola, sin separación entre lo secular y lo espiritual, aplicándose en todos los ámbitos. Sostiene que la política es un «ámbito tan oscuro que es muy fácil brillar», una oportunidad para ser luz en medio de la oscuridad. Este enfoque se vio reflejado en un homenaje a Jesús que realizó hace años en un ambiente político, un acto que hizo por «firme convicción personal» y no para ganar popularidad, pero que se viralizó internacionalmente.
Reformas para Elevar la Calidad Institucional.
Más allá de sus convicciones, Márquez tiene propuestas concretas para mejorar la política argentina. Es una firme defensora de la ley de «ficha limpia», para impedir que personas con condenas por corrupción puedan ser candidatos. Reconoce que hay debates sobre su alcance —si debe incluir solo delitos de corrupción o también otros, como los de integridad sexual— pero insiste en la necesidad de llegar a un acuerdo razonable.
Además, ha planteado una propuesta disruptiva: exigir que todos los candidatos a cargos electivos tengan el título secundario completo. «Si para ingresar a la función pública te lo piden, ¿cómo no te lo van a pedir para un cargo electivo?», cuestiona. Argumenta que la falta de formación básica se nota cuando legisladores admiten no poder leer proyectos extensos, algo que atribuye a la falta de práctica en la lectura.
Reivindicando el Aporte Histórico del Cristianismo.
Uno de los puntos más contundentes de su discurso es la reivindicación del rol histórico de los cristianos evangélicos en Argentina. Afirma que fueron ellos los que impulsaron «la educación pública, la educación a cargo del Estado, no arancelada y la educación no ideológica». Recuerda que las primeras maestras traídas por Sarmiento eran mujeres protestantes y que los cristianos evangélicos han fundado una gran cantidad de escuelas en el país. Su argumento es que, así como en el pasado se opusieron al «adoctrinamiento religioso», hoy se oponen al «adoctrinamiento ideológico o político» en las aulas.
Transparencia y Liderazgo sin Rodeos.
Márquez critica duramente el estilo de los políticos que «dicen mucho sin decir nada». Para ella, una cualidad fundamental del liderazgo es la transparencia y la honestidad de decir lo que se piensa, sin importar si es políticamente correcto. Considera que esta autenticidad es lo que la gente valoró en el presidente Milei y es lo que ella misma busca practicar.
En esa misma línea, no teme abordar temas polémicos. Califica al feminismo y al machismo como «dos caras de una misma moneda», ambos «berretas» y «nocivos para la sociedad». Denuncia que el feminismo actual es «totalmente selectivo», señalando que ha recibido más ataques de mujeres que defensas, mientras que los hombres la han defendido más en su función pública.
Consejos y Resiliencia ante los Ataques.
Para los jóvenes que desean involucrarse en política, su consejo es claro: se necesita una doble idoneidad: técnica y moral. Sin preparación técnica, se corre el riesgo de ser manipulado; sin idoneidad moral, se cae en la corrupción.
Finalmente, Márquez revela que esta forma de hacer política le ha traído consecuencias, como su primera denuncia penal, la cual atribuye a «los más lacra de la provincia» que intentan ensuciarla porque su estilo los amenaza. Sin embargo, se mantiene firme y en paz, citando el dicho: «cuando nada debes, nada temes».
