La Paradoja Silenciosa: Suicidio Adolescente en Uruguay y la Urgencia de Entender
En Uruguay, la conversación sobre la salud mental y, específicamente, el suicidio, es una prioridad. Las cifras oficiales del Ministerio de Salud Pública (MSP) para 2024 revelan datos que nos interpelan profundamente, especialmente en lo que respecta a nuestros adolescentes. Si bien la tasa general de suicidios en el país sigue siendo de las más altas del mundo, con 21,35 suicidios cada 100.000 habitantes en 2024, es la población de entre 15 y 19 años la que presenta una paradoja especialmente alarmante.
Adolescentes: Menos Muertes, Más Intentos Según las estadísticas, la franja etaria de 15 a 19 años registró la menor tasa de suicidios consumados en 2024: 13,38 cada 100.000 habitantes, con 32 episodios registrados. Sin embargo, son quienes más lo intentan. Por cada joven que se quita la vida, hubo 33 de esa misma edad que lo intentaron.
Esta proporción es más de cuatro veces superior a la general del país, que es de 7,5 intentos por cada suicidio. Expertos señalan que esto es una tendencia internacional, y las cifras reales podrían ser aún mayores debido al subregistro de los intentos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que por cada suicidio hay entre 10 y 20 intentos, pero en adolescentes, esta proporción se multiplica exponencialmente, pudiendo haber entre 100 y 200 intentos por cada muerte, según el psiquiatra Stephen Stahl.
Los números de Uruguay superan ampliamente este promedio internacional.La Paradoja de Género y la Incógnita de la Edad Alejandra Moreira, profesora de la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, recuerda la «paradoja de género» ya conocida en el suicidio: en 2024, el 76% de los fallecidos en Uruguay fueron hombres, mientras que las mujeres representaron el 71% de los intentos de autoeliminación (IAE).
Esto se explica porque los hombres suelen usar métodos más letales y les resulta más difícil aceptar sus vulnerabilidades, mientras que las mujeres consultan más al médico y es más difícil que pierdan sus redes sociales.Sin embargo, para la paradoja de la edad en adolescentes, no hay una explicación única y similar.
Cristina Larrobla, psicóloga y miembro de la Red Mundial de Suicidólogos, sugiere que esta vulnerabilidad se relaciona con la etapa de «consolidación de la estructura de personalidad, de adaptabilidad al mundo y de construcción de identidad sexual y de género» que se vive en la adolescencia, con especial énfasis en las poblaciones LGBT+. La única excepción a esta mayor vulnerabilidad por edad serían los adultos mayores de 75 años, debido a la soledad y la desesperanza.
Factores de Riesgo Específicos en la Adolescencia El suicidio es multicausal, y en las edades tempranas, influyen factores únicos:
• Consumo de Sustancias: Laura Batalla, médica clínica especializada en Adolescencia y Familia, alerta sobre el inicio temprano del consumo de alcohol y cannabis, ambas sustancias depresoras del sistema nervioso.
• Condiciones Socioeconómicas y Abuso: Larrobla menciona la pobreza (uno de cada cinco menores en Uruguay es pobre) y situaciones de maltrato y abuso, a menudo no suficientemente mensuradas.
• Fenómenos Modernos y Antiguos: Moreira apunta al ciberbullying, frecuente en casos mediatizados, y al antiguo fenómeno del «copycat» o suicidio por imitación. Este último, ejemplificado por la novela «Las penas del joven Werther» de Goethe o el suicidio de la actriz surcoreana Choi Jin Sil, muestra cómo los adolescentes, en plena construcción de su identidad, pueden identificarse con relatos que les ofrecen una supuesta «salida» a sus problemas.
• Impacto de Fenómenos Virales: El «desafío de la ballena azul», que habría causado la muerte de jóvenes en Rusia, es otro ejemplo de cómo estos fenómenos se desarrollan en la «comodidad» de los dormitorios, a menudo sin que los padres estén al tanto.
La Impulsividad y el Rol del Entorno Una gran diferencia entre el intento y la concreción en la adolescencia es la impulsividad. Alfredo Parra, magíster en Psicología Clínica, explica que la secuencia de ideación-planificación-intento es muy rápida en adolescentes, llevando a intentos a menudo «burdos, poco elaborados, con pastillas, autolesiones con trinchetas».
A diferencia de un adulto que puede pasar años planificando, la primacía de lo impulsivo sobre lo reflexivo conspira contra un desenlace letal en esta etapa. Si hay un entorno protector, muchos de estos intentos pueden quedar en eso.
El subregistro de los IAE es un problema, y a menudo, los padres ni siquiera se enteran de los intentos. Moreira destaca que la «escalada suicida» elimina la aversión natural del cuerpo a las autolesiones, y que la idea de que «solo quieren llamar la atención» es un error.
Finalmente, los padres juegan un papel crucial. Entre los 15 y 19 años, la autonomía aún está restringida y el control parental es más presente. Esto contrasta con la «adultez temprana» (20-24 años), donde la autonomía es mayor y el control parental disminuye, resultando en una tasa de suicidios significativamente más alta (33,21 cada 100.000 habitantes).
Comprender esta compleja realidad es el primer paso para ofrecer el apoyo y las herramientas necesarias a nuestros jóvenes.
Un Mensaje de Esperanza y Propósito
Frente a estas cifras y realidades, como comunidad, nos sentimos interpelados a actuar con amor y compasión. Aunque los estudios y estadísticas nos muestran una cruda realidad (información basada en las fuentes), nuestra FE nos ofrece una luz y una esperanza que va más allá de lo meramente terrenal.
Desde una perspectiva cristiana, creemos que cada vida es un regalo sagrado, un propósito divino.
Si te sientes abrumado, si la oscuridad parece impenetrable, queremos recordarte que no estás solo. Hay esperanza, hay ayuda, y hay un amor incondicional disponible para ti.
Como el salmista nos recuerda, «Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.» (Salmo 139:13-14, Versión Reina-Valera 1960). Este versículo nos habla de un Dios que nos conoce profundamente, que nos formó con un propósito y nos valora infinitamente.
Tu vida tiene un valor intrínseco, un diseño único y un futuro lleno de esperanza, más allá de las circunstancias presentes. La fe nos invita a aferrarnos a ese propósito y a buscar consuelo y fortaleza en Él, y en la comunidad que Él nos ha dado.
Busca apoyo, habla con alguien de confianza, y recuerda que, incluso en los momentos más difíciles, la esperanza permanece. La vida es un regalo precioso, y vale la pena vivirla.
¡Que Dios te bendiga!
