La Eutanasia en Uruguay: Una Mirada Cristiana ante una Posible «Agenda de Muerte»
La reciente encuesta en Uruguay, que revela un apoyo mayoritario a la legalización de la eutanasia incluso entre votantes de los principales partidos, nos interpela profundamente desde una perspectiva cristiana. Si bien entendemos el legítimo deseo de aliviar el sufrimiento, como seguidores de Cristo, estamos llamados a reflexionar sobre el valor intrínseco de cada vida y la sacralidad del don que Dios nos ha dado.
Las cifras son elocuentes: un 62% de los uruguayos se manifiesta a favor de despenalizar la eutanasia, con porcentajes significativos entre votantes del Frente Amplio (69%), el Partido Colorado (62%) y el Partido Nacional (57%). Si bien esto refleja una tendencia en la opinión pública, desde nuestra fe, debemos preguntarnos si la voluntad de la mayoría siempre se alinea con los principios que sostienen la dignidad humana desde su concepción hasta su muerte natural.
La Biblia nos enseña consistentemente el valor de la vida. Desde el Salmo 139 que nos habla de cómo fuimos formados en el vientre materno, hasta las enseñanzas de Jesús sobre el amor al prójimo, la tradición cristiana siempre ha defendido la vida como un regalo precioso de Dios. La eutanasia, desde esta perspectiva, plantea serias interrogantes sobre nuestro rol como administradores de esa vida y sobre la tentación de tomar en nuestras manos una decisión que pertenece a Dios.
Nos preocupa especialmente la posibilidad de que esta iniciativa se convierta en parte de lo que algunos denominan una «agenda de muerte». La presión económica, la falta de recursos adecuados para cuidados paliativos, o incluso una visión utilitarista de la vida, podrían sutilmente influir en la percepción de la eutanasia como una «solución» ante el sufrimiento o la enfermedad. Como cristianos, estamos llamados a abogar por una cultura de la vida, donde se priorice el acompañamiento, el cuidado integral y el alivio del dolor a través de medios que no impliquen la terminación deliberada de una existencia humana.
La encuesta también revela que solo entre las personas que se definen como «religiosas practicantes» una mayoría (51%) se opone a la eutanasia. Esto nos recuerda la importancia de mantenernos firmes en nuestros valores y de alzar la voz en defensa de la vida, especialmente cuando la sociedad parece inclinarse hacia otras direcciones.
El debate sobre la eutanasia es complejo y toca fibras sensibles. Sin embargo, nuestra fe nos llama a ofrecer una perspectiva diferente, centrada en la esperanza que encontramos en Cristo, incluso en los momentos de mayor dificultad. En lugar de buscar una salida anticipada, estamos llamados a vivir con propósito hasta el final, rodeados de amor y cuidado.
Oremos para que en Uruguay prevalezca una visión que valore cada vida, que promueva los cuidados paliativos de calidad y que rechace cualquier intento de normalizar la terminación de la existencia humana como una respuesta al sufrimiento. Nuestra esperanza radica en el amor redentor de Cristo, que nos enseña el verdadero significado de la compasión y la dignidad humana.
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