Informe de Sipiav registró 24 situaciones diarias de violencia hacia niñas, niños y adolescentes en 2024
El presidente Yamandú Orsi presenció la presentación de un relevamiento por el Día Internacional de Lucha contra el Maltrato y Abuso Sexual hacia Niñas, Niños y Adolescentes.
El informe del Sipiav revela que en 2024 se registraron 8.924 situaciones de violencia (24 diarias), y 620 niños y niñas fueron atendidos en albergues del Inmujeres e INAU destinados a víctimas de violencia y sus hijos. El grupo etario de 13 a 17 años concentra la mayor cantidad de casos (38%), seguido por la primera infancia (0-5 años) con un 17%. El maltrato emocional fue el tipo de violencia más frecuente (38%), seguido por negligencia (23%), violencia sexual (22%) y maltrato físico (17%). Padres (38%) y madres (23%) son los principales agresores, y el 90% pertenece al entorno familiar directo. En 2024, cuatro niños murieron a causa de violencia vicaria. La directora del Sipiav, María Elena Mizrahi, anunció investigaciones sobre violencia digital y burnout. En junio se presentará una ruta de atención para clubes del INAU. La ministra de Salud Pública, Cristina Lustemberg, instó a los prestadores de salud a participar más en los Comités de Recepción Locales y anunció la reglamentación de la ley de garantías hacia la infancia y adolescencia. La presidenta del INAU, Claudia Romero, vinculó la problemática con la pobreza estructural y abogó por acciones de prevención. La vicepresidenta Carolina Cosse también asistió a la presentación.
Una Herida Profunda en el Corazón de Uruguay: La Urgente Necesidad de Proteger a Nuestros Niños
Amados hermanos y hermanas en la fe, hoy mi corazón se siente particularmente pesado al compartir una noticia que nos confronta como sociedad y, especialmente, como seguidores de Cristo, quienes estamos llamados a defender a los más vulnerables. Un reciente relevamiento en nuestra nación, Uruguay, ha revelado una realidad escalofriante: un promedio de 24 casos diarios de violencia contra niños, niñas y adolescentes en lo que va de este año 2024.
Esta cifra no es solo un número; representa 24 vidas jóvenes cada día marcadas por el dolor, el miedo y la injusticia. Son corazones inocentes sufriendo en silencio, muchas veces dentro de los propios hogares que deberían ser santuarios de amor y seguridad. Como creyentes, ¿cómo podemos permanecer indiferentes ante esta tragedia?
La Palabra de Dios nos enseña una y otra vez el valor inmenso que tienen los niños a los ojos del Señor. Jesús mismo nos dijo: «Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos» (Mateo 19:14). Sus palabras resuenan hoy con una urgencia aún mayor ante esta dolorosa realidad.
Este informe nos llama a la acción en varios frentes:
- Oración ferviente: Debemos clamar a nuestro Padre celestial por sanidad y protección para estos niños y adolescentes. Oremos por fortaleza para aquellos que trabajan en su defensa y por arrepentimiento y transformación para los agresores.
- Conciencia y sensibilización: Es crucial que como comunidad de fe, tomemos conciencia de la magnitud de este problema y hablemos abiertamente sobre él. No podemos escondernos del dolor; debemos iluminarlo con la luz del Evangelio.
- Apoyo a las organizaciones: Existen instituciones como el INAU y otras organizaciones que trabajan incansablemente para proteger a la infancia. Investiguemos cómo podemos apoyar sus esfuerzos, ya sea con recursos, voluntariado o difusión de su labor.
- Ser agentes de cambio en nuestras comunidades: Fomentemos entornos seguros y protectores en nuestras iglesias, familias y vecindarios. Eduquemos sobre la importancia del buen trato y la prevención de la violencia.
- Reflejar el amor de Cristo: Seamos un ejemplo de amor, paciencia y comprensión, especialmente con aquellos niños y jóvenes que puedan estar sufriendo en silencio.
Hermanos, esta noticia es un llamado a despertar nuestra conciencia y a movilizar nuestro corazón cristiano. No podemos ser espectadores pasivos ante el sufrimiento de nuestros niños. Seamos manos que sanan, voces que claman justicia y corazones que reflejan el amor incondicional de nuestro Salvador.
Que el Espíritu Santo nos guíe y nos dé la sabiduría y la fortaleza para ser instrumentos de esperanza y protección para la niñez de Uruguay. Amén.
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