El Secreto de la Unción: 3 Claves para Dejar de Intentarlo en Tus Fuerzas y Caminar en el Poder de Dio
Muchos creyentes anhelan una vida de poder e impacto, ver milagros y ejecutar el propósito de Dios, pero a menudo se sienten frustrados al intentarlo con sus propias fuerzas. En una reciente prédica, el Pastor Juan Carlos Harrigan desglosó los principios bíblicos para caminar en una unción genuina, usando el ejemplo del propio Jesús. El secreto, revela, no está en hacer más, sino en una dependencia y comunión radical con el Espíritu Santo.
1. Todo Comienza con Oración: La Llave que Abre los Cielos.
El ministerio de Jesús no comenzó con milagros o multitudes, sino en un acto de obediencia y oración en su bautismo. La Biblia dice que mientras Jesús oraba, «el cielo se abrió». El Pastor Harrigan es enfático: «Todo lo que comienza sin oración ya está fracasado».
Los cielos no se abren por necesidad, sino como una consecuencia directa de la oración, la obediencia y la búsqueda de Dios. Caminar con cielos abiertos significa que tu éxito es inevitable y que te mueves en una victoria continua, porque estás alineado con el cielo. El primer paso para ver el poder de Dios no es la acción, sino la oración que provoca una atmósfera celestial en tu vida.
2. El Llamado Principal: «Estar con Él» Antes que «Hacer para Él»
Uno de los errores más comunes es querer trabajar para Dios sin antes haber pasado tiempo con Él. Cuando Jesús llamó a sus doce discípulos, el texto dice que los estableció «para que estuviesen con él», y solo después «para enviarlos a predicar» con autoridad.
Tu primer llamado no es tu ministerio, tu negocio o tu familia; tu primer llamado es tener comunión con Él. El Pastor Harrigan lo explica con un principio poderoso: Dios tiene que trabajar en ti antes de trabajar a través de ti. Este proceso ocurre cuando le ministramos a Dios.
• Ministrar a Dios: A través de la adoración, la oración y el ayuno, le ministramos a Él.
• Ser ministrado por Dios: Como respuesta, Él nos ministra, nos llena y nos da revelación.
• Ministrar a otros: Solo después de haber sido llenos y ministrados por Él, podemos ministrar a otros eficazmente.
La revelación es una consecuencia de la relación. Sin intimidad, el ministerio se vuelve un esfuerzo humano.
3. Deja de Pedir lo que Ya Tienes: Ríndete a Su Guianza.
Después de ser lleno del Espíritu, Jesús fue «llevado por el Espíritu al desierto». Ser guiado por el Espíritu es la clave del éxito. «Donde quiera que eres guiado, eres respaldado», afirma el Pastor Harrigan. Esta guianza es más importante que tus dones o la necesidad de la gente.
A menudo, la iglesia comete dos errores: «pierde el tiempo pidiéndole a Dios que le dé lo que ya tiene, y pierde el tiempo pidiéndole a Dios que haga algo que él los mandó a ellos hacer». El poder no es algo que debamos mendigar; el Espíritu Santo ya mora en nosotros. La clave es rendirse a ser guiado por Él.
Esto implica una sensibilidad para percibir cuándo Él está de acuerdo y cuándo no, y la obediencia para someter nuestra agenda a la Suya, incluso si no la entendemos. A veces, su silencio es una forma de matar nuestra ansiedad y el deseo de ser protagonistas.
En resumen, la unción no es un evento místico o una fórmula; es el resultado de una comunión continua con el Espíritu Santo. Comienza orando, prioriza «estar con Él» por encima de todo y ríndete a ser guiado. Solo entonces comenzarás a caminar en el poder sobrenatural para el cual fuiste creado.
